viernes, 23 de mayo de 2014
Texto de presentación de "Cuarenta y cuatro" de Héctor Navarro
Sobre el libro 44 de Héctor Navarro
Por Yuri Pérez
Editar un libro de Poesía en el Chile de hoy, es, a todas luces, una aventura que no tiene un horizonte claro. Más aún si la edición corresponde al formato “Cartonera”. ( Formato editorial que se ha transformado, desde su aparición en Argentina, en una alternativa de mercado editorial importante también en nuestro país.)
La editorial “Olga Cartonera” se ha hecho cargo de la primera publicación de Héctor Navarro, Bibliotecario de Profesión y lector empedernido.
Yo sabía algo del afán escritural de Héctor, lo supe a partir de una conversación que tuvimos cuando él dirigía la Biblioteca Pública de San Bernardo. Ahí tuve la suerte de enterarme, con sorpresa, de que Navarro venía escribiendo Poesía desde hace bastante tiempo y que había postergado la posibilidad de editar un libro por distintas circunstancias. Por paciencia, por tiempo, por prudencia. Esa cautela para pensar más de una vez la publicación de una obra Poética, guarda relación con el respeto que el autor tiene por el oficio de la Poesía.
El que Héctor Navarro haya determinado dentro de sí esa valentía que significa desnudarse y descuerarse con el trabajo poético, ya es un gesto valioso y admirable. No cualquiera se atreve a ejecutar con el verso, una representación fonética de lo que significa su vida, su pasado, su presente y su futuro. La mayor de las veces, nos encargamos de ocultar aquello que en realidad somos frente al espejo, o nos miramos en el reflejo de costado para ver nada más aquello que queremos ver. En el fondo, la Poesía, como oficio, es homónima al autorretrato.
Refiriéndome específicamente a la obra que hoy ve la luz, me han sorprendido múltiples aristas del trabajo de Navarro: por un lado, persiste en el libro una velocidad que abarca la mayor parte en la estructura de los poemas; una velocidad que guarda estrecha relación con el aliento del autor, un aliento o respiración de una extensión justa, sin caer en abrumadores intentos prosaicos. Esto significa que es breve y claro en la secuencia de la narratividad del texto. En ningún caso barroco ni sobrecargado: sólo está lo justo.
A niveles interpretativos (que suelen ser ejercicios absolutamente subjetivos), como lector he visto una cantidad importante de elementos; sociales, humanos, familiares y algunos de carácter netamente intimista que, me parecen, son los puntos altos del libro.
Claramente el texto completo está trazado por la representación del “amor” y el “desamor”. Aquí aparece la figura de la “Mujer” como un elemento que provoca en el autor variadas respuestas al entorno. Existe, a partir de esta presencia femenina, un justo grado de erotismo que aflora en algunos pasajes del libro. Y, curiosamente, el autor parece estar hablando esto a una misma mujer que también es otra y otra: quizá, frente a la lectura, aparezcan 3 mujeres que son las que colaboran para dar corpus a la obra: algunas más cercanas que otras, algunas más lejos que otras., pero, la mayor de las veces la relación con éstas se transforma en un desencanto emotivo para el Poeta. El tono de los textos tiene cercanías con algunos poemas de Prevert, sobre todo con aquellos textos del francés que apuntan como objeto poético a una mujer cercana, distante; En fin, da lo mismo.
El hablante del libro no está satisfecho, no está tranquilo con lo que ha sido y es su vida. Es ahí donde aparecen cuestionamientos frente a la vida y la existencia, y donde asoman dudas respecto a la certeza del amor, como un ente que es capaz de atrapar o restaurar los estados de felicidad.
Y lo notable del trabajo Poético de Héctor Navarro, es que no existen juicios negativos frente a lo que ha sido la vida del hablante, es más, se deja ver una especie de melancolía a la manera de los decadentistas latinoamericanos; como el trazo del peruano Clemente Palma. Y es esta tal vez la única forma en que el Poeta logra sobrellevar la carga y hacer con ella un método de crecimiento personal, emotivo e intelectual. Y quizá esta cercanía con el decadentismo sea una casualidad; bien podría tratarse de una intertextualidad espontánea que el Poeta alcanza a concretar en el ejercicio de la composición, pero que existe, sin lugar a dudas.
Entonces, se trata de un libro donde el amor de pareja, el conflicto en el amor de pareja y las constantes rupturas en el amor de pareja, dan forma a un discurso que no está satisfecho con nada ni con nadie: ahí aparecen ciertas críticas que guardan relación con el hombre como género, con el ser humano. Lo que le queda al hablante es una soledad que en ningún caso es auto flagelante, sino más bien, quieta, una soledad que le proporciona la claridad para ir construyendo un discurso tranquilizante.
Este primer acercamiento de Héctor Navarro a la Poesía, merece elogios, pues existen en el libro, textos de gran factura, que seguramente, provienen de la enorme capacidad lectora e interpretativa del autor.
Yuri Pérez
Escritor
San Bernardo, abril 2014.
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